miércoles, 3 de noviembre de 2010

EL PROBLEMA DEL SOBREPESO

Leemos con horror en los periódicos la preocupante noticia del aumento de masa corporal media en los infantes que serán el báculo de nuestra vejez, a la par que los índices de colesterol en sus núbiles cuerpecillos asciende a cotas que podrían resumirse con la frase “hasta el infinito y más allá”.

Obviamente estas angelicales criaturas no tienen toda la culpa en esta nueva tendencia “estética”, a pesar que la ley del mínimo esfuerzo que han tomado como blasón sea el lastre a que se agarran para evitar, desde muy pronto, el asqueroso efecto de sudar.

En otros tiempos, cuando la clase media y media-baja tenían concepto de eso mismo y no de ser parientes consanguíneos de todos y cada uno de los miembros del Gotha, todo párvulo que se preciase ya había investigado varias leguas del territorio que circundaba su lugar de nacimiento, había trepado a todos y cada uno de los árboles, tapias, conejeras y ruinas de dudoso equilibrio que sus pequeños ojuelos pudieran divisar dentro de esas varias leguas, y había utilizado todo su sprint frente a agricultores, macarras, fuerzas de la ley, beodos, educadores y demás fauna habitual en pueblos, barrios dormitorio y pedanías.

Para matar el gusanillo, nada mejor que incautar ciruelas, naranjas o albaricoques de los árboles donde se subía, melones y sandias en las zonas de labranza y cañadú de postre. En casa, como mucho, pan con chocolate (pan pan y chocolate del duro) y para comer nada mejor que potaje de berzas, lentejas, pisto, filetes con nervio, besugo, migas y, en Semana Santa, torrijas. “Y lo que no te comas ahora, para la cena”.

La problemática actual a la que hacíamos referencia al principio podemos resumirla en una simple enumeración. Playstation, bollycao, Big Mac extra, toda la colección Disney, Pringles, gusanitos, pizza, “el niño, solo unas papas fritas con salsichas”, refresco de cola, gameboy, Burger King, “siéntate ahí que te pongo el video de Bob Esponja”, Petit suisse, “¡¡¡Yo no me como eso!!!”, Tuenti, …etc, etc, etc.

Luego, las escusas tipo: “Es que no los dejo bajar porque pasan tantas cosas malas y me los pueden raptar o, Dios no lo quiera, algo peor” solo sirven para que la congoja invada cada rincón del hogar y que, además de sobrepeso, los tiernos proyectos de personas desarrollen un pavor irracional al exterior. Y, no nos engañemos. Antes pasaban las mismas cosas que ahora, incluso bastante peores. La diferencia es que antes solo las daban en pequeñas reseñas de El Caso y ahora abren todos y cada uno de los informativos nacionales y extranjeros con todo lujo de detalles, en technicolor y dolby surround.

Toda esta perorata, como del abuelo cebolleta, sé que no convencerá a nadie y que todo seguirá transcurriendo por los cauces en los que se mueve actualmente. Pero solo quisiera hacer una pequeña sugerencia que podría rebajar, al menos, unos cuantos gramos. Por favor, por las mañanas, al llevar a vuestros hijos al colegio, aparcad los coches bastante antes de llegar y acercaros con ellos ANDANDO hasta allí. Veréis como, en algunos meses, esos pequeños paseos de 400 ó 500 metros alegran la vida de las básculas de vuestros cuartos de baño.

Y, además, nos alegraréis la vida a todos cuantos tenemos que soportar los atascos matutinos debidos a padres vagos llevando en coche a sus retoños hasta la mismisima puerta del colegio para que no suden.
















Y, ¿con qué nos quedaríamos?


viernes, 12 de diciembre de 2008

I VITELLONI



Está proliferando una nueva especie que amenaza con devorar la civilización con su presencia y prolífica reproducción. Cada vez, en más partes del globo, ocupan nuevos nichos donde el desarrollo de los individuos es más que óptimo y propician la dispersión hacia la dominación de todo el planeta. Están en la administración, las fuerzas armadas, la enseñanza, la política, los consejos de administración, las corporaciones, la sanidad y cualquier estamento que se te pueda pasar por la cabeza. Esa especie “especial”, esa nueva genética, ese filum desgajado de los demás es conocido (aunque casi nunca reconocido) como….el INUTIL.

Los inútiles están por todas partes. Es increíble cómo han podido instalarse en todos y cada uno de los puestos de poder. En todos los estamentos y cargos siempre encontramos algún espécimen. Jefes de sección que no saben hacer la “O” con un canuto (y, parece que se han fumado uno) y creen que su cerebro es algo privilegiado, que sus ideas son morrocotudas y que tus sugerencias son como excrecencias surgidas del fondo de una letrina pública solo porque tienen en el pecho del jersey (horrible, por cierto) una pequeña plaquita con su nombre. Encargados con halitosis que, entre leer el marca, tomar la copita de coñac, comentar con gran jolgorio los comentarios matinales de Federico Vomito Losantos o Pedro Jexuperancia Ramírez a la par que asiente con los nudillos, ya tienen cumplida la jornada laboral. O, lo que es peor, directivos que creen que saben aunque no saben y, siempre de buen rollo, delegan en todos y cada uno de los que se encuentran a su alrededor, pensando que sus excelentes capacidades son imprescindibles para el buen funcionamiento del equipo sin notar que charlar con los colegas por teléfono, dar constantemente vueltas con angustia y estrés o apilar montañas de papeles inútiles, no son mecanismos efectivos para que sus obligaciones se realicen por arte de magia (esta variedad nunca nota que el resto de los individuos de su alrededor esconden sus pequeños muñecos de vudú cada vez que entran en la habitación).

Uno de los paradigmas de nuestro país, Gran Hermano, es un ejemplo de la introducción de esta especie en nuestra sociedad. Una serie variable de seres ineptos, obtusos, incapaces, lerdos, iletrados y toda la serie de epítetos que podáis imaginar, pagados para hacer lo que mejor saben hacer- ¡¡¡nada!!! - convertidos en animales de un zoológico virtual y, lo que es peor, observados con curiosidad por un número enorme de otros seres afines que, frente a la pantalla, se sienten identificados con estos palurdos. Y, el remate, es que un ingente número de ellos se presentan a los castings. El futuro da miedo. Encima, se reproducen…..¡¡¡horror!!!

Recomendar la excelente película “Los Inútiles” de Federico Fellini para obtener una panorámica lúcida del tema. Ahh!! Es en blanco y negro y rodada en 1953, no asustarse.

Nada más por hoy. El Hombre Verde continuará diciendo chorradas por aquí sin orden ni concierto. Es tan gratificante hacer cosas inútiles.

jueves, 4 de diciembre de 2008

La Verdadera Historia de Porky Pig

Corría el año 45 antes de Cristo cuando.... Ups!!, perdón, eso es de otra hoja.
Ahora sí.
Me contaron el otro día la verdadera historia de la creación de Porky Pig, el gracioso personaje de Merry Melodies. Friz Freleng se basó en un personaje peculiar de su Missouri natal, un tal Zeck Vitrall, un sureño típico, ya sabes, engreído, racista, engolado, seboso, creacionísta, pedante, furioso y agrio. El tal Vitrall se jactaba de culto y prolífico, llegando a publicar más de 150 libros en el transcurso de 10 años, cantidad exagerada si se pretende hacer creer que no se tiene ayuda o se intenta tener un mínimo de fiabilidad y exactitud. Su osco carácter le valió el odio y el desprecio de sus convecinos a pesar que él se jactaba de apoyos y afectos más imaginarios que reales. Ese mundo fantástico de su cabeza le servía para vilipendiar, todos los domingos al medio día, a todo lo que se moviese a su alrededor con parábolas, leyendas, acertijos y opiniones que, en su mente enferma creía sublimes y merecedores de una cátedra en cualquier prestigiosa universidad, pero que se convertían en momentos jocosos para los habitantes de Portia (Missouri). Y, lo gracioso era que mantuviese ínfulas académicas un tipo que solo había conseguido sus títulos a través de cursos por correo en academias no homologadas en ningún lugar del país e incluso del planeta. Jactábase también el tal Zeck de una vida espiritual plena pero totalmente opuesta a la de sus jefes que no veían con buenos ojos esos desvaríos exóticos cuando realizaba trabajos para ellos. Su lengua viperina le costó más de un paseo por juzgados donde siempre perdía aunque eso nunca mermó su teoría de conspiración contra él llevándole a una especie de paranoia fascistoide que poco a poco limitaba sus acciones y relaciones. Cada vez más aislado, solo la música popular más rancia le producía un mínimo alivio, consiguiendo un muy reducido grupo de aficionados que se reunían con él para comentar los últimos éxitos que podían escuchar en las cantinas de la zona. Finalmente, y tras convertirse en el payaso furibundo que en el fondo era, la befa y mofa de sus convecinos y gran parte de los habitantes de los alrededores, le hicieron tomar la decisión de marcharse a la montaña a trascender (decía), aunque todos sabían que su antisociabilidad le empujaba a esconderse dentro de los pliegues enfermos de su desquiciado cerebro. Tras quemar su casa, sus libros y todo lo que atesoraba en su parca vida, desapareció sin dejar rastro y de él nunca más se supo.
Freleng suavizó las partes más enfermas de la personalidad de Zeck Vitrall y dió origen a su popular personaje. Un personaje cobarde, torpe, mezquino, gordo, feo, zote, petulante y farragoso que se convierte en el más odiado de la factoría Warner y que sería el contrapunto de Bugs Bunnie o Duffy Duck. Ningún niño quería ser Porky. ¿Por qué sería?.
P.D: Que nadie piense en extrapolar esta historia con ningún personaje actual, yo no soy Quevedo y mi sentido de la ironía es mínimo.


Estamos hablando de este!!! .

......no de este!!!

lunes, 1 de diciembre de 2008

La Función va a empezar, ya llegó la diversión,...


La verdad es que no se como empezar. Empezar siempre es un poco difícil. Posiblemente termine soltando una retahíla sin sentido, pero cuento con la benevolencia del lector,...espero.
Siempre es difícil decidir (sí, decidir siempre es difícil en cualquier ámbito) de que hablar cuando el robot de blogger te empuja a ello y, así en frío, pues como que nunca sabes que poner.
Así que esta primera entrada descafeinada se quedará tan sosa como está.
Con lo cual, .....a otra cosa, mariposa.